Felicidad. Su relación con la ignorancia y la inteligencia

LA FELICIDAD…me temo que estoy metiéndome en un jardín y no se si conseguiré salir …La felicidad es un concepto difícil de definir, ambiguo y subjetivo donde los haya, cada uno de nosotros tenemos nuestra propia concepción personal de lo que significa si no la palabra así en mayúsculas,  al menos los momentos en que somos capaces de sentir esa felicidad huidiza, que se presenta de repente, nos invade y desaparece de nuevo diluida entre pequeñas o grandes preocupaciones cotidianas.

Todos, espero, conocemos esos instantes, pueden presentarse disfrazados de euforia, puro éxtasis o simplemente como un oasis de paz entre las tribulaciones diarias. Algunos tenemos más capacidad que otros para experimentar esos momentos, para descubrirlos y saborearlos, están estrechamente ligados a nuestro carácter y forma de ver la vida. Cuantas menos expectativas y ambiciones tengamos más felices podremos ser; cuanto más unida esté esa felicidad a las pequeñas cosas en lugar de a grandes sueños y proyectos, más fácilmente podremos alcanzarla.

Todos sabemos también, que viviendo iguales o parecidas circunstancias, unas personas se consideran afortunadas o al menos encuentran dentro de las dificultades situaciones para ser felices, y otras son totalmente desgraciadas y sólo son capaces de ver la parte negativa de cualquier asunto.

Mi pregunta para centrar el tema después de toda esta introducción es: ¿La ignorancia facilita la felicidad?

La palabra ignorancia proviene del latín «ignorare» – «no saber» – y se puede definir como la ausencia de conocimiento, y quitándole el sentido peyorativo que puede estar implícito en la definición, no hablamos aquí de estupidez, si no más bien de inocencia o ingenuidad ¿No es cierto que cuánto menos sabemos, cuantas menos preguntas nos hacemos, cuanto menos indagamos más posibilidades tenemos de vivir en paz y ser felices?
Cuestionarnos constantemente todos nuestros actos y todo lo que ocurre a nuestro alrededor, darle vueltas y vueltas a los problemas tratando de buscar soluciones, pensar tratando de prever las futuras consecuencias de tomar esta o aquella decisión….todos estos actos se han unido tradicionalmente al concepto de inteligencia, sin embargo ésta no ha estado nunca relacionada con la felicidad.
Conclusión ¿Ser inteligente te impide ser feliz? La inteligencia se define como la capacidad para resolver problemas, por lógica esa misma definición la pone en sintonía con la felicidad, pero probablemente la capacidad para ignorar o no ver los problemas lleve más fácilmente hacia ella.
No existe el absoluto, y menos aún con conceptos como felicidad e inteligencia, quizás ser inteligente sea precisamente conseguir ser feliz aunque sea a costa de dar un paso hacia la ignorancia.
Con los años y a base de cometer muchos errores he aprendido algo: en muchas ocasiones vale la pena soltar las riendas, no intentar mantenerlo todo bajo control, ya que es imposible y te crea una ansiedad innecesaria, y dejar que la vida siga su curso. Me he sorprendido viendo como problemas reales se resolvían sólos, sin mi «divina e imprescindible»  intervención, y otros que aún no existían pero atormentaban mi mente con su aparición, jamás han llegado a materializarse, y esa es la manera en la que he conseguido tras muchos años mi pequeña parcelita de felicidad, o al menos, de capacidad para disfrutar con el hoy sin obsesionarme por el mañana, y si eso tiene que ver con la ignorancia… que viva la ignorancia!

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